miércoles, 23 de noviembre de 2011

El ángel perdido


El ángel perdido, de Javier Sierra

No es fácil hablar de El ángel perdido de Javier Sierra; tras leerlo me ha dejado algunas sensaciones contrapuestas.

Por un lado, esta novela, a buen seguro uno de los best sellers de la temporada, se lee de un tirón, con facilidad, casi sin sentir. No es tontería calificar a Sierra, uno de nuestros autores más internacionales, como el 'Dan Brown español'. El autor demuestra dominar género (si el best-seller lo es) y técnica: capítulos cortos, ritmo trepidante, giros, una aparatosidad hollywoodiense... Lo que promete su portada -una catedral iluminada, helicópteros y símbolos arcanos- lo cumple a rajatabla: acción, enigmas, etc. Entretenimiento puro y duro hasta la última página.

Además, no hay que desdeñar la habilidad narrativa del autor para insertar una primera voz -la de la protagonista- alterna que está bien llevada, aún sin meterse en demasiadas profundidades y el tino para meter una gran cantidad de documentación en la trama sin necesidad de destrozar el ritmo -a base de flashbacks, diálogos, etc-.

Sin embargo, el argumento y la trama me han parecido muy flojos, bastante inverosímiles (no buscaba realismo, ojo, sino verosimilitud) y hasta previsibles. Sierra introduce desde el minuto uno el elemento fantástico lo que ya elimina, en ese aspecto, cualquier conato de sorpresa en el resto de las 500 páginas restantes. Los personajes son bastante planos -salvo la protagonista-, a veces un punto infantiles y los supuestos villanos no producen respeto alguno. El popurri de ci-fi, fantasía y misterios religiosos me ha parecido un tanto excesivo y para contar lo que al final quería contar, creo que sobraba bastante cantidad de información y un buen porcentaje de páginas.



Así pues, al cerrar el libro y esta reseña, me queda que Javier Sierra es uno de esos autores 'best seller' que seguirán dando que hablar dentro y fuera de España, que esteEl ángel perdido tendrá éxito y seguidores, pero que se muestra como un castillo bien armado -ritmo, estructura-, pero hueco y que tardará poco en huir de la memoria y mezclarse con otros tantos libros similares en trama y estilo. Me esperaba mucho más, pero creo que gustará a un gran público.

David Yagüe

TítuloEl Ángel Perdido
AutorJavier Sierra
Editorial: Planeta
Año de edición: 2011
PVP: 21,90€
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viernes, 18 de noviembre de 2011

El testamento del Diablo de Mario Escobar


Entrevista al escritor de thriller histórico Mario Escobar

Best Seller - 16-11-2011.mp3


En noviembre vuelva la saga escrita por Mario Escobar




En noviembre, Mario Escobar publicará la sexta entrega de la saga protagonizada por Hércules Guzmán Fox, George Lincoln y Alicia Mantorella. Una saga traducida a varios idiomas.
En 1917, Europa se desangra por la gran guerra, la Rusia zarista se encuentra al borde del colapso y los servicios secretos alemanes están dispuestos a colaborar con los comunistas, con tal de desestabilizar a sus enemigos.
Los crímenes ocurridos en un apartado monasterio ortodoxo parecen tener relación con la búsqueda de un libro al que todos conocen con el nombre de El testamento del diablo. Las Centurias Negras lo buscan desesperadamente para evitar la caída del zar, pero no son los únicos: el misterioso psiquiatra Carl Gustav Jung, el líder sionista Leo Motzkin, el joven Iósif Stalin y los servicios secretos rusos también desean hacerse con el libro. Si Hércules Guzmán Fox y sus amigos no se adelantan, Europa puede verse sumida en el peor genocidio de la historia...
Mario Escobar, autor de Conspiración Maine, El mesías ario, El secreto de los Assassini, La profecía de Aztlán, y El dedo de Dios, cinco de los thrillers históricos más aclamados de los últimos años, vuelve con el trepidante El testamento del diablo.
http://www.marioescobar.es/

La senda trazada esconde un misterio y una duda moral


La senda trazada, de Pedro de Paz



Un periodista gráfico que ve como su vida se empieza a ir por el sumidero encuentra, casualmente, con un extraño libro lleno de extraños caracteres góticos y que parece otorgar un oscuro poder. Un poder que puede salvar o condenar. Poco más diré del argumento, para no desvelar nada.

Pedro de Paz, conocido por tres novelas de género policíaco o thrillers muy entretenidas El hombre que mató a Durruti, Muñecas tras el cristal y El documento Saldaña, regresa con un giro con toque fantástico con La senda trazada, una obra que le ha valido el XX premio de novela Luis Berenguer, y que supone un paso adelante en su carrera.

De Paz sorprende por una temática algo alejada de la que en él es habitual, pero manteniendo aspectos de su estilo personal: una prosa cuidada que salta de hermosas figuras a crudas y sucias descripciones realistas, un marco verosímil lleno de referencias y guiños a la realidad (jueguen a adivinar quienes son los aparecen en la novela sin ser citados, igual encuentran hasta al propio autor) y una trama cuya estructura tiene ecos del policíaco que tan bien conoce el autor: estructura bien urdida y con el suspense dosificado con agudeza.

Es esta novela una fábula moderna bien contada y con moraleja: De Paz muestra sus cartas y, en tiempos de supuestos poco valores, el autor se atreve con una historia sobre la salvación y la condenación. No es que resulte especialmente sorprendente, pero se lee con gusto, mantiene en tensión y juega con el lector a juzgar a ese desamparado personaje con esa pregunta que late en muchas ocasiones de la obra: ¿qué harías tú en su lugar? ¿serías mejor? Es muy de agradecer, también, que el autor en el cierre de la novela evite explicaciones innecesarias al lector, que quitarían enjundia y profundidad a su final.

De Paz sabe manejar su historia para engatusar al lector con un personaje que puede ser muy odioso, pero que a la vez, en su descenso a los infiernos, resulta dolorosamente cercano.

Llamadme loco, pero cuando lo leía pensaba que este escritor había logrado escribir una historia como las de Carlos Ruiz Zafón, pero a la madrileña, más sucia y contemporánea.

David Yagüe Cayero

Título: La senda trazada
Autor: Pedro de Paz
Editorial: Algaida
Año de edición: 2011
PVP: 20 €

La religión de Hitler 9º


Juan Antonio Llorente el inquisidor arrepentido



 
Juan Antonio Llorente y la antorcha de la libertad
Fue Juan Antonio Llorente un hombre adelantado a su tiempo en la España mojigata de finales del s. XVIII y principios del XIX.
 Juan Antonio Llorente es un gran desconocido para el público en general, pero con su  Historia crítica de la Inquisición en España  abrió una brecha en la línea de flotación de la Iglesia Católica de su tiempo. Además promovió una iglesia española alternativa, regida por una constitución religiosa que cambiara a fondo la Iglesia ultramontana de España.

 Fue Juan Antonio Llorente un hombre adelantado a su tiempo , aunque en la España decimonónica y mojigata de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, ser adelantado a tu tiempo era realmente sencillo. La sociedad vivía en las viejas glorias de la España Imperial, aletargada por una religión oficial fastuosa e inmovilista y unos gobernantes mal preparados y egoístas.

La llegada de Napoleón a España supuso un revulsivo en aquella sociedad anclada y primitiva. Una parte de españoles, no necesariamente los mejores, se unió a la resistencia contra el invasor, otra vio en la invasión la oportunidad de cambiar un mundo anclado en el más oscuro pasado. Llorente perteneció al segundo grupo.

El rey José le nombró Consejero de Estado para Asuntos Eclesiásticos, tras la huida de los franceses, Llorente se refugió en París, desde allí intentó regresar a España, pero la reacción antiliberal de Fernando VII se lo impidió. Como consejero intentó la modernización de la Iglesia con su l  Reglamento para la Iglesia española . Gracias a ese exilio forzoso escribió varias obras fundamentales, pero me gustaría destacar una:  Discursos sobre una Constitución religiosa considerada como parte de la civil nacional. 

Al principio Llorente se presentó como simple traductor del texto, pero en una carta a Puigblach, autor de la  Inquisición sin máscaras , reconoció su autoría.

 En su discurso sobre la constitución religiosa Llorente pedía cambios drásticos, que Menéndez Pelayo calificó como repletos de ideas protestantes. 

Entre las propuestas estaba:
1.  Tolerancia religiosa hacia las minorías.
2.  Separación entre iglesia estado.
3.  Libertad de participación en los actos religiosos.
4.  No obligar a la confesión.
5.  Celibato únicamente para los mayores de 40 años.
6.  Supresión de títulos y cargos eclesiásticos inútiles.
7.  Matrimonio civil.
8.  Participación de los fieles en las decisiones de la iglesia.
9.  Crítica al papado y la jerarquía. 

El libro de Llorente hubiera convertido a la Iglesia Católica en España una de las más avanzadas de su tiempo, pero Llorente fue finalmente marginado y expulsado del país, escapando a Madrid en el crudo invierno de 1823.

Murió solo y pobre, como la mayoría de los españoles ilustres. El famoso escritor Stendhall comentó de él:
 Este pobre hombre expulsado de Francia en medio de un riguroso invierno, murió de frío y miseria en el camino a Madrid. Si hubiera escrito en sentido contrario hubiera sido obispo; su perseguidor es C”. 

Llorente propuso una iglesia tolerante con las minorías a principios del siglo XIX, casi cincuenta más tarde, en la 1ª República, por primera vez se permitía o toleraba a otras minorías religiosas.

Lo triste es que gente como Llorente no hiciera la historia de España. La Biblia dice de ellos en Hebreos: “ de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido”.  

¿Estuvo el apóstol Pablo en España?



La tradición apostólica nos habla, como de Santiago, de la llegada de Pablo de Tarso a España. El propio Apóstol Pablo expresa su deseo de viajar a Hispania en la Epístola a los Romanos, pero ¿llegó a cumplir ese propósito?




La tradición siempre ha defendido que el Apóstol Pablo desembarcó en Tarragona y que gracias a su predicación se convirtieron dos mujeres ilustres de la ciudad.

Una se llamaba Xantipa, mujer de prefecto Probo, y la otra fue su hermana Polixena. La fuente principal de esta información proviene de varias autoridades de la iglesia como: San Clemente, uno de los discípulos de Pablo, que afirma que el Apóstol predicó hasta el extremo occidental del Imperio Romano, pero a él se unen otros autores entre los que se encuentran San Hipólito, San Epifanio y San Juan Crisóstomo.

Recientemente se ha descubierto que el Apóstol pudo estar un año o algunos meses en Tarragona antes de regresar a Roma, en donde murió en las persecuciones de Nerón. Las palabras de San Fructuoso, que fue quemado en la hoguera hace 1.750 años y recogidas por un soldado romano, serían la prueba definitiva para reconocer el ministerio del Apóstol Pablo en España. El hecho es que en el año 67, ya existía una comunidad cristiana consolidada.

La tradición también nos habla de que el apóstol Pedro envió a siete varones que extendieron el mensaje por toda la Península. Estos varones habrían estado principalmente por el sur de la Hispania Romana.

Lo que si es cierto, es que los legionarios fueron los primeros portadores del mensaje cristiano en la Península, al fin y al cabo eran uno de los grupos con mayor movilidad en el imperio y resultaba verdaderamente sencillo que entre sus filas hubiera algún cristiano.

Por tanto la influencia cristiana vendría de África por medio de legiones romanas y se extendería fundamentalmente por la Vía de la Plata. Se han comparado la liturgia de los primeros cristianos hispanos y del norte de África encontrándose numerosas coincidencias.

Es curioso, que la condena de los obispos de Astorga y Mérida por San Cipriano, sea uno de los primeros documentos en los que se cita sedes apostólicas en Hispania. Una carta que condenaba a Basilides y Marcial por herejía. Esta primera referencia directa sería del siglo III, pero de estos dos personajes hablaremos más adelante.

¿Estuvo el Apóstol Pablo en Hispania? Las evidencias parecen demostrarlo, pero no se puede afirmar rotundamente hasta que nuevas evidencias confirmen las pocas pruebas que tenemos de dicho viaje.