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miércoles, 4 de enero de 2012

John Knox se hace protestante


John Knox se hace protestante

22 DE OCTUBRE DE 2011

 En una época en la que dar testimonio público de tu fe podía costarte la vida, Knox se convirtió en uno de los líderes más carismáticos de su tiempo. ¿Cómo fue ese proceso?

Escocia, como la mayor parte de Europa, era un feudo católico. Un feudo no en sentido figurado, la Iglesia poseía la mayor parte de las tierras y hasta el rey se sometía a su voluntad. El poder de la Iglesia Católica era tan grande, que se daba la paradoja de que sus ingresos eran dieciocho veces superiores a los del rey.

 La muerte prematura de Jacobo V hizo que se proclamara a su hija María como reina de Escocia, pero como María era una niña, se nombró un regente: James Hamilton II .

James era un admirador de la Reforma y pidió ayuda a dos hombres para promocionar en el país la lectura de la Biblia. Uno de ellos era  Thomas Guilliame , un ex fraile y John Rough, un monje. Ambos se dedicaron a predicar y extender la Palabra de Dios a lo largo y ancho de Escocia.

 Knox fue uno de los muchos que escucharon las predicaciones de Guilliame . La predicación del ex monje le conmovió tanto, que renunció a su cargo de notario papal y se unió a la causa evangélica.

 Las facilidades para los protestantes terminaron tras la muerte de James Hamilton II, la madre de la reina fue proclamada regente y comenzó una persecución hacia los evangélicos . No olvidemos que la reina madre, María de Guise, pertenecía a la corona francesa, una de las que más persiguió a los reformados.

Mientras la persecución arreciaba, un nuevo evangelista comenzó a mover a las masas escocesas,  George Wishart . Knox fue a uno de sus sermones y terminó uniéndose al movimiento evangelístico que Wishart tenía en el reino. Knox sirvió de guardaespaldas al evangelista, ya que era corriente que grupos de fanáticos católicos acudieran a las reuniones para matar a los predicadores o los asistentes.

Después de unas semanas con Wishart, Knox regresó con sus pupilos, ya que se dedicaba a dar clases privadas. Al poco tiempo, Wishart fue apresado y ejecutado por el arzobispo de San Andrés.

Unas semanas después,  un grupo de caballeros aprovechó la salida del castillo de San Andrés de la amante del arzobispo, entró en el edificio y le ejecutó. Los caballero se hicieron con la ciudad y la reina madre envió fuerzas para aplastar a los protestantes.

El asedio comenzó 1546, pero un año más tarde, los caballeros seguían dominando la fortaleza. Knox se unió a ellos.  Dentro de las murallas del castillo, Knox dejó la espada y comenzó a utilizar la palabra . Se convirtió en predicador. Cuando los miembros del castillo le pidieron que fuera su pastor, Knox se echó a llorar. Nunca había imaginado que Dios le llamara para su servicio. El joven escocés había entrado al servicio de Dios, ya no lo abandonaría nunca.

 ¿Qué sucedió con el joven pastor? ¿Cómo contribuyó Knox al avivamiento de Escocia? 

viernes, 18 de noviembre de 2011

En noviembre vuelva la saga escrita por Mario Escobar




En noviembre, Mario Escobar publicará la sexta entrega de la saga protagonizada por Hércules Guzmán Fox, George Lincoln y Alicia Mantorella. Una saga traducida a varios idiomas.
En 1917, Europa se desangra por la gran guerra, la Rusia zarista se encuentra al borde del colapso y los servicios secretos alemanes están dispuestos a colaborar con los comunistas, con tal de desestabilizar a sus enemigos.
Los crímenes ocurridos en un apartado monasterio ortodoxo parecen tener relación con la búsqueda de un libro al que todos conocen con el nombre de El testamento del diablo. Las Centurias Negras lo buscan desesperadamente para evitar la caída del zar, pero no son los únicos: el misterioso psiquiatra Carl Gustav Jung, el líder sionista Leo Motzkin, el joven Iósif Stalin y los servicios secretos rusos también desean hacerse con el libro. Si Hércules Guzmán Fox y sus amigos no se adelantan, Europa puede verse sumida en el peor genocidio de la historia...
Mario Escobar, autor de Conspiración Maine, El mesías ario, El secreto de los Assassini, La profecía de Aztlán, y El dedo de Dios, cinco de los thrillers históricos más aclamados de los últimos años, vuelve con el trepidante El testamento del diablo.
http://www.marioescobar.es/

Juan Antonio Llorente el inquisidor arrepentido



 
Juan Antonio Llorente y la antorcha de la libertad
Fue Juan Antonio Llorente un hombre adelantado a su tiempo en la España mojigata de finales del s. XVIII y principios del XIX.
 Juan Antonio Llorente es un gran desconocido para el público en general, pero con su  Historia crítica de la Inquisición en España  abrió una brecha en la línea de flotación de la Iglesia Católica de su tiempo. Además promovió una iglesia española alternativa, regida por una constitución religiosa que cambiara a fondo la Iglesia ultramontana de España.

 Fue Juan Antonio Llorente un hombre adelantado a su tiempo , aunque en la España decimonónica y mojigata de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, ser adelantado a tu tiempo era realmente sencillo. La sociedad vivía en las viejas glorias de la España Imperial, aletargada por una religión oficial fastuosa e inmovilista y unos gobernantes mal preparados y egoístas.

La llegada de Napoleón a España supuso un revulsivo en aquella sociedad anclada y primitiva. Una parte de españoles, no necesariamente los mejores, se unió a la resistencia contra el invasor, otra vio en la invasión la oportunidad de cambiar un mundo anclado en el más oscuro pasado. Llorente perteneció al segundo grupo.

El rey José le nombró Consejero de Estado para Asuntos Eclesiásticos, tras la huida de los franceses, Llorente se refugió en París, desde allí intentó regresar a España, pero la reacción antiliberal de Fernando VII se lo impidió. Como consejero intentó la modernización de la Iglesia con su l  Reglamento para la Iglesia española . Gracias a ese exilio forzoso escribió varias obras fundamentales, pero me gustaría destacar una:  Discursos sobre una Constitución religiosa considerada como parte de la civil nacional. 

Al principio Llorente se presentó como simple traductor del texto, pero en una carta a Puigblach, autor de la  Inquisición sin máscaras , reconoció su autoría.

 En su discurso sobre la constitución religiosa Llorente pedía cambios drásticos, que Menéndez Pelayo calificó como repletos de ideas protestantes. 

Entre las propuestas estaba:
1.  Tolerancia religiosa hacia las minorías.
2.  Separación entre iglesia estado.
3.  Libertad de participación en los actos religiosos.
4.  No obligar a la confesión.
5.  Celibato únicamente para los mayores de 40 años.
6.  Supresión de títulos y cargos eclesiásticos inútiles.
7.  Matrimonio civil.
8.  Participación de los fieles en las decisiones de la iglesia.
9.  Crítica al papado y la jerarquía. 

El libro de Llorente hubiera convertido a la Iglesia Católica en España una de las más avanzadas de su tiempo, pero Llorente fue finalmente marginado y expulsado del país, escapando a Madrid en el crudo invierno de 1823.

Murió solo y pobre, como la mayoría de los españoles ilustres. El famoso escritor Stendhall comentó de él:
 Este pobre hombre expulsado de Francia en medio de un riguroso invierno, murió de frío y miseria en el camino a Madrid. Si hubiera escrito en sentido contrario hubiera sido obispo; su perseguidor es C”. 

Llorente propuso una iglesia tolerante con las minorías a principios del siglo XIX, casi cincuenta más tarde, en la 1ª República, por primera vez se permitía o toleraba a otras minorías religiosas.

Lo triste es que gente como Llorente no hiciera la historia de España. La Biblia dice de ellos en Hebreos: “ de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido”.  

¿Estuvo el apóstol Pablo en España?



La tradición apostólica nos habla, como de Santiago, de la llegada de Pablo de Tarso a España. El propio Apóstol Pablo expresa su deseo de viajar a Hispania en la Epístola a los Romanos, pero ¿llegó a cumplir ese propósito?




La tradición siempre ha defendido que el Apóstol Pablo desembarcó en Tarragona y que gracias a su predicación se convirtieron dos mujeres ilustres de la ciudad.

Una se llamaba Xantipa, mujer de prefecto Probo, y la otra fue su hermana Polixena. La fuente principal de esta información proviene de varias autoridades de la iglesia como: San Clemente, uno de los discípulos de Pablo, que afirma que el Apóstol predicó hasta el extremo occidental del Imperio Romano, pero a él se unen otros autores entre los que se encuentran San Hipólito, San Epifanio y San Juan Crisóstomo.

Recientemente se ha descubierto que el Apóstol pudo estar un año o algunos meses en Tarragona antes de regresar a Roma, en donde murió en las persecuciones de Nerón. Las palabras de San Fructuoso, que fue quemado en la hoguera hace 1.750 años y recogidas por un soldado romano, serían la prueba definitiva para reconocer el ministerio del Apóstol Pablo en España. El hecho es que en el año 67, ya existía una comunidad cristiana consolidada.

La tradición también nos habla de que el apóstol Pedro envió a siete varones que extendieron el mensaje por toda la Península. Estos varones habrían estado principalmente por el sur de la Hispania Romana.

Lo que si es cierto, es que los legionarios fueron los primeros portadores del mensaje cristiano en la Península, al fin y al cabo eran uno de los grupos con mayor movilidad en el imperio y resultaba verdaderamente sencillo que entre sus filas hubiera algún cristiano.

Por tanto la influencia cristiana vendría de África por medio de legiones romanas y se extendería fundamentalmente por la Vía de la Plata. Se han comparado la liturgia de los primeros cristianos hispanos y del norte de África encontrándose numerosas coincidencias.

Es curioso, que la condena de los obispos de Astorga y Mérida por San Cipriano, sea uno de los primeros documentos en los que se cita sedes apostólicas en Hispania. Una carta que condenaba a Basilides y Marcial por herejía. Esta primera referencia directa sería del siglo III, pero de estos dos personajes hablaremos más adelante.

¿Estuvo el Apóstol Pablo en Hispania? Las evidencias parecen demostrarlo, pero no se puede afirmar rotundamente hasta que nuevas evidencias confirmen las pocas pruebas que tenemos de dicho viaje. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Fue George Washington Masón?

George Washington ¿primer presidente masón de EEUU?
Por Mario Escobar,
El futuro presidente nació en Virginia en el año 1732. Sus antepasados provenían de Inglaterra y habían logrado levantar una próspera granja en la que trabajaban esclavos negros. El joven George pertenecía a la nobleza sureña que prosperó a la sombra de la explotación humana de los negros traídos de África.

El futuro presidente no pudo realizar estudios formales en Inglaterra como sus hermanos mayores, la repentina muerte de su padre le obligó a trabajar, primero como agrimensor(1) y después en el ejército colonial británico. Se destacó como oficial en la Guerra Franco-India. En 1759 dejó el ejército y se casó con una viuda rica llamada Martha Dandridge Custis.

En 1774 fue elegido delegado de Virginia en el Primer Congreso Continental. Tras las derrotas de los colonos frente a las fuerzas británicas, apareció en el Segundo Congreso Continental para ofrecer sus servicios como militar profesional. El 3 de julio de 1775 George Washington asumió el mando del ejército de colonos.

 Tras la guerra fue nombrado presidente en el año 1789 y reelegido en las presidenciales de 1792. Washington rehusó presentarse por tercera vez a la presidencia  y se retiró de la vida pública a sus tierras en Mount Vernon. Murió en 1796, convirtiéndose en el presidente más admirado de los Estados Unidos.

 George Washington había sido criado y bautizado dentro de la Iglesia Anglicana. Tras la revolución, la Iglesia Anglicana se refundó para convertirse en la Iglesia Episcopal, sin obediencia al monarca inglés. 

Washington participó activamente en la vida de su parroquia y perteneció al comité de laicos. Asistía con su familia, prácticamente todos los domingos, a las diferentes parroquias a las que perteneció.

Su pastor en la capital federal, el reverendo Lee Massey, elogió su dedicación y amor por la iglesia. Al parecer, practicó la comunión con la Iglesia Episcopal durante toda su vida. En cambio el reverendo James Abercrombie, rector de la Iglesia de San Pedro en Filadelfia, afirmó que Washington fue toda su vida un deísta(2).

 A pesar de que George Washington fue enterrado por el rito episcopal, en la ceremonia se mezclaron símbolos masónicos, ya que Washington pertenecía a la masonería desde el año 1753. 

La hija adoptiva de Washington, Nelly Custis-Lewis expresó repetidas veces la fidelidad de su padre a la iglesia y su asistencia regular. Además, ella creía que era sincero en sus creencias cristianas como demuestran sus escritos y testimonios.

El asunto sobre el cristianismo de Washington trascendió a la opinión pública y Thomas Jefferson escribió un artículo en el que cuestionaba las creencias cristianas del presidente. Los propios esclavos de la familia Washington entraron en el debate afirmando que nunca oyeron orar a su patrón, aunque si leer con su esposa un libro de oraciones, práctica muy extendida en la Iglesia Episcopal.

En sus discursos Washington mencionaba constantemente palabras como “Providencia” “bendición del cielo” o “Dios”, pero en raras ocasiones habló de Jesucristo. En su discurso de despedida de la vida política dejó muy claro que no puede haber moral sin religión.

 Una de las cosas innegables fue el respeto del presidente por la libertad religiosa y de conciencia. Desde entonces, se han escrito numerosos libros que afirman el cristianismo de Washington y otros que le acusan de deísta y masón. El debate está abierto, pero la realidad es que el único que lo sabe a ciencia cierta es Dios y el propio George Washington. 



 1) Agrimensor era una especie de topógrafo que se encargaba de medir las tierras y dibujar planos tipográficos.
2) Deísmo. Creencia que ve a Dios como fuerza motora del Universo, pero ya no interviene en él. Los deístas eran racionalistas y dudaban de las verdades reveladas.
 

Los Amish 2ª Parte

Amish: su expansión y crecimiento
Por Mario Escobar,
Los Amish no son una iglesia organizada ni jerarquizada, a pesar de tener pastores u obispos. El grupo está dividido en diferentes tendencias según su nivel de práctica de las antiguas costumbres del grupo.

Entre estos grupos destacan varias ramas, en muchos casos, aisladas unas de las otras. Los Amish   más estrictos o Vieja Orden son denominados Nebraska Amish, Troyer Amish y Swartzendruver Amish. La división se produjo en la Conferencia Wayne County (Ohio) en 1860.

La corriente más progresista, que componía dos tercios de la conferencia, terminó por salirse de la comunidad Amish e integrarse en las diferentes iglesias menonitas. A pesar de todo, en la actualidad un grupo más liberal de Amish denominado Beachy Amish, ha introducido algunos cambios en sus comunidades.

 Podríamos imaginar que los grupos Amish son pequeños y están en vías de extinción por su rechazo a la vida moderna, en cambio su crecimiento ha sido constante durante todo el siglo XX. 

La población Amish en 1992 era de 123.000, en el 2008 ya supera los 227.000, con un crecimiento anual de 4%. Su crecimiento es debido a la alta tasa de natalidad y la mínima deserción de miembros en la comunidad. Su promedio de hijos es de 6,8, lo que pone a este grupo en cabeza de la natalidad mundial.

La extensión geográfica de los Amish es mayor de lo que se cree normalmente. Están presentes en 21 estados, aunque su población se concentra mayoritariamente en Pensilvania, Ohio e Indiana. También hay grupos en Canadá y algunos minoritarios en el resto del continente.

Los Amish justifican su separación del mundo y su rechazo a la tecnología en las enseñanzas del apóstol Pedro, la carta a los Romanos y las epístolas de Juan y Santiago.

 En los últimos años se han producido varias películas dedicadas a la peculiar forma de vida de los Amish.  A la famosa película  Único testigo , le han seguido varios film como  Cosecha de fuego  y varias comedias ligeras. El cine ha internacionalizado la imagen del grupo y en la actualidad son uno de las atracciones de muchas rutas turísticas en la costa Este de los Estados Unidos.

Los valdenses

Los valdenses


Los valdenses surgieron en Lyon, Francia, a finales del siglo XII. Un hombre llamado Pedro Valdo, un predicador itinerante, fue el que difundió las nuevas doctrinas.

La conversión de Valdo se produjo tras la muerte repentina de un buen amigo mientras los dos conversaban. Valdo tuvo una crisis existencial y fue a consultar a un sacerdote. Éste le repitió las mismas palabras que Jesucristo al joven rico, al parecer Valdo era uno de los hombres más poderosos de la ciudad. El joven reaccionó inmediatamente y dividió sus posesiones en dos partes. Una de ellas fue destinada a los pobres, que estaban sufriendo una gran hambruna, la otra la entregó a dos religiosos, Valdo quería que le tradujeran el Nuevo Testamento del latín a la lengua romance.

Una vez traducida la Biblia, Valdo dedicó el resto de su vida a difundirla, para disgusto de la Inquisición, que desconfiaba de cualquier movimiento ajeno a la iglesia oficial.

 La predicación de Valdo y sus amigos tuvo tanto éxito, que al poco tiempo sus doctrinas se extendían por buena parte de Francia y Alemania.  El obispo Bellesmains les prohibió que predicasen, entonces Valdo apeló al papa y éste le contestó que obedeciera las órdenes del obispo de su diócesis y se abstuvieran de predicar.

Valdo respondió a la prohibición citando las palabras del apóstol Pedro en Hechos 5:29:  “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante ante que a los hombres”. 

Valdo y sus seguidores fueron excomulgados, tuvieron que salir de Francia y se establecieron en Polonia, cerca de la frontera con Rusia, donde el líder del grupo murió.

 En España, los valdenses lograron penetrar por los Pirineos y establecerse en Cataluña.  La iglesia los condenó en dos concilios y el poder civil apoyó la expulsión de valdenses de sus reinos.

En el 1194, el papa mandó un legado a la Península para combatir a los valdenses y se desató una persecución contra ellos.

En 1237, cuarenta y cinco valdenses fueron arrestados en Castellón y quince de ellos fueron quemados en la hoguera.

Herejes de Durango

Herejía en el País Vasco del s. XV


Durante el siglo XV hubo tres intentos de penetración de diferentes herejías. Uno de ellas fue la de Durango, cuya influencia se atribuye a los Fratricelli, las otras dos las estudiaremos en próximos artículos.

El siglo XV fue un siglo de rebeldía y protestas populares. La Iglesia pasaba uno de sus peores momentos. Desde finales del siglo XIV un cisma resquebrajaba a la Iglesia en Occidente. Varios antipapas dividían una institución débil y corrupta. Uno de los antipapas más famosos fue el español Pedro de Luna.

Andando tan revuelta la Iglesia, no es de extrañar que diferentes grupos más o menos heréticos crecieran por doquier.

Los diferentes concilios no lograban poner orden. En unos pocos años se sucedieron los papas y antipapas: Pedro de Luna, Martín V o Félix V, entre otros.

Mientras las divisiones arreciaban, Juan Wiclyff exponía sus ideas en Inglaterra, Juan Hus y Jerónimo de Praga lo harían en Chequia. Junto a estos reformadores, en Europa crecían decenas de grupos heréticos.

En España surgían también voces disidentes, que pedían una reforma profunda de la Iglesia. Personajes como D. Alonso de Cartagena, que se recorrió la Península, describe en sus escritos los desmanes y contradicciones de la Iglesia en España.

 La referencia a los Herejes de Durango se encuentra en la  Crónica de don Juan II.  El texto dice: 
 “Ansimesmo en este tiempo se levantó en la villa de Durango una grande herejía, fue principiador della Fr. Alonso de Mella de la Orden de San Francisco, hermano de D. Juan de Mella, obispo de Zamora, que después fue cardenal. E para saber el rey la verdad, mandó a Fr. Francisco de Soria, que era muy notable religioso, así en sciencia como en vida, e a D. Juan Alonso Cherino, abad de Alcalá la Real, del su consejo, que fuesen a Vizcaya e hiciesen la pesquisa, e gela truxiesen cerrada para que su alteza en ella proveyese como a servicio de Dios e suyo cumplía: los quales cumplieron el mandato del rey, e traída ante su alteza la pesquisa, el rey envió los alguaciles suyos con asaz gente e con poderes los que eran menester para prender a todos los culpantes en aquel caso: de los quales algunos fueron traídos a Valladolid, y obstinados en sus herejía, fueron ende quemados, e muchos más fueron traídos a Santo Domingo de la Calzada, donde asimismo los quemaron: e Fr. Alonso, que había sydo comenzador de aquella herejía, luego como fue certificado que la pesquisa se hacía, huyó y se fue en Granada, donde llevó asaz mozas de aquella tierra, las cuales todas se perdieron, y él fue por los moros jugado a las cañas, e asi hubo el galardón de su malicia” 

La información no es muy amplia. Nos habla de uno de sus líderes, Fray Alonso, de la detención del grupo y de la huida de Fray Alonso a Granada, junto a un grupo de mujeres.

No olvidemos que en aquel momento Granada pertenecía al reino nazarí y era imposible reclamar a ningún hereje.

Manuel de León, en un interesante artículo sobre este grupo refiere: “ Los historiadores más serios no se habían atrevido a tratar ese tema por falta de datos y porque parecía un hecho menor.  J. Mata Carriazo coloca a los “herejes de Durango” definitivamente como “precursores españoles de la Reforma” . Menéndez y Pelayo prudentemente lo trata y cree que son un grupo de tendencias parecidas a los alumbrados lideradas por Alfonso de Mela” 

Albigenses en León


Los albigenses en León
D. Lucas había hecho un viaje a Roma y a Jerusalén que le había permitido conocer de primera mano la fuerza de este nuevo grupo llamada albigense. En Roma conoció a  Frate Elía , uno de los que combatían a los herejes en la ciudad. Junto a él pudo aprender las penas y castigos que se imponía a los albigenses y regresó a su ciudad con la intención de perseguirlos.
En su obra  De altera vita fideique controversiis adversus Albigensum errores, libri III,  D. Lucas escribe una larga apología de la ortodoxia de Roma y condena las doctrinas de los albigenses.

 Uno de los documentos más importantes que nos facilitó esta obra, fue la lista de las creencias básicas de los albigenses:

1. º Que Jesucristo y sus santos, en la hora de la muerte, no asistían a consolar las almas de los justos y que ninguna alma salía del cuerpo sin grande dolor.

2. º Que las almas de los santos, antes del día del juicio, no iban al cielo, ni las de los inicuos al infierno.

3. º Que el fuego del infierno no era material ni corpóreo  (779) .

4. º Que el infierno estaba en la parte superior del aire, y que allí eran atormentadas las almas y los demonios, por estar allí la esfera y dominio del fuego.

5.º Que las almas de todos los pecadores eran atormentadas  por igual  en el infierno, entendiendo mal aquello de  in inferno nulla est redemptio , como si no hubiera diferencia en las penas, según la calidad de los pecados.

6.º Que las penas del infierno son temporales; yerro que Lucas de Tuy y otros achacaban a Orígenes , y que abiertamente contradice al texto de San Mateo:  Ibunt impii in supplicium «aeternum», iusti autem in vitam aeternam.

7.º Negaban la existencia del purgatorio y la eficacia de las indulgencias.

8.º Negaban que después de la muerte conservasen las almas conciencia ni recuerdo alguno de lo que amaron en el siglo. Don Lucas prueba lo contrario con la parábola de Lázaro.

9.º Ponían en duda la eficacia de la intercesión de los santos.

10.º Decían que ni los santos entienden los pensamientos humanos, ni los demonios tientan y sugieren el mal a los hombres.

11.º Condenaban la veneración de los sepulcros de los santos, las solemnidades y cánticos de la Iglesia, el toque de las campanas, etc.

12.º Eran iconoclastas.

13.º Decían mal de las peregrinaciones a los Santos Lugares.

Como vemos , muchas de sus doctrinas no eran otra cosa que un anticipo de la Reforma Protestante.  Desde la negación del Purgatorio y las indulgencias hasta la prohibición de las imágenes, la intercesión de los santos o de cualquier práctica externa, se observa un revisionismo a muchos de los dogmas básicos de la Iglesia Católica.

Los albigenses crecieron en número y tras la muerte del obispo D. Rodrigo, hubo un intento de imponer sus doctrinas en la ciudad de León, pero fracasó.

Los cátaros o albigenses



Los cátaros o albigenses
El gnosticismo ha sido una constante en el pensamiento y práctica cristiana a lo largo de los siglos. En el Nuevo Testamento ya se hace mención de ellos. Por ello podemos afirmar, que desde su inicio, el cristianismo ha tenido algunos grupos que pretendían convertir a éste en un movimiento esotérico.
Los cátaros eran prácticamente una versión moderna de los modelos religiosos gnósticos del siglo I.  El significado etimológico de la palabra “cátaro” viene del griego y significa puro.

Los cátaros se asentaron en muchos países de Europa occidental, pero tuvieron su centro principal en la ciudad francesa de Toulouse.

Los albigenses o cátaros provenían del Imperio Bizantino y pertenecían a los antiguos movimiento maniqueos que habían proliferado en Asia y África. Se tiene constancia de ellos desde finales del siglo X y principios del siglo XI. Las crónicas hablan de la ejecución de varios adeptos en Lemosín entre los años 1012 y el 1020.

A mediados del siglo XI se enviaron predicadores para combatir las doctrinas cátaras y frenar así su avance.

 Las creencias cátaras se centraban en su profundo dualismo, según ellos el bien y el mal eran dos poderes iguales pero enfrentados , además creían que la materia era mala y había sido creada por Satanás. Uno de sus dogmas más curiosos era su creencia en la reencarnación, proceso que únicamente podía romperse viviendo una vida ascética que te llevaba al cielo. En esto sus enseñanzas eran muy similares a otras religiones orientales. No aceptaban el bautismo, tampoco el matrimonio, al que consideraban carnal. No creían en la encarnación de Jesús y pensaban que el Dios del Antiguo Testamento era realmente el Diablo.

A mediados del siglo XII, el papa Eugenio II envió un legado para combatir esta herejía, pero el problema persistió hasta entrado el siglo XIII.
La doctrina albigense se afianzó tanto en Toulouse que el conde que gobernaba la ciudad se puso de su parte. Muchos se unían a la secta por la crítica que ésta hacía a la Iglesia de Roma.

 En España, los cátaros se extendieron sobre todo por Aragón y los condados catalanes.

El papa Inocencio III ordenó una cruzada contras los cátaros, tras la muerte de su legado a manos de un hombre del conde de Toulouse. El rey Felipe II de Francia no respondió a su llamado, pero al final lo permitió, aunque el papa tuvo que organizar un ejército que combatiera la herejía.

En el 1211, la mayor parte de los territorios dominados por los cátaros estaban conquistados, pero el conde de Toulouse resistía y el papa accedió a convocar un concilio ante la insistencia del emperador Otón IV. El concilio no resolvió nada y Pedro el Católico, rey de Aragón, terminó poniéndose al lado del conde de Toulouse. El rey aragonés morirá en la batalla de Muret, el 12 de septiembre de 1213.

El conflicto continuó todavía unos años, hasta la matanza del 16 de marzo de 1244, cuando la mayoría de los líderes cátaros fueron arrojados al fuego.

La cara oculta del Descubrimiento de América



Publicado el 10 noviembre, 2011 por Mario Escobar en Artículos
España tiene “mala fama” desde los últimos quinientos años. Al principio por su política imperialista y universal, después por su eterna decadencia que desembocó en una guerra fraticida y una larga dictadura aislacionista. Al final el ramplón slogan del ministro de turismo de los 60 “España es diferente” era falso, nuestro país fue un estado fanfarrón, una verdadera ave de rapiña. ¿Hay otra manera de construir un imperio?
A esta “mala fama” contribuyeron los testimonios sesgados y partiditas de muchos personajes históricos. Los intentos de difamación de Guillermo de Orange o Antonio Pérez, este último secretario personal de Felipe II, están claramente dirigidos a desprestigiar la monarquía y al propio monarca, de hecho la mayor parte de sus críticas van dirigidas al propio rey y no a la nación. La “mala fama nacional” la adquirimos, por qué los imperios suelen estar rodeados de enemigos, y España, o mejor dicho, los reinos hispanos, constituyeron un hercúleo imperio durante más de tres siglos. Los desmanes de los tercios españoles en los Países Bajos, Alemania o Francia, ahondaron más en la Leyenda Negra que la propaganda protestante anti-española.
La Casa Tudor, creadores de la Leyenda Negra, además de estar unidos familiarmente con la Casa de Austria, incluso en la primera etapa del reinado de Isabel de Inglaterra mantuvieron buenas relaciones diplomáticas, pero los manejos de los embajadores españoles, el intento fallido de matrimonio entre Felipe II e Isabel, llevaron al traste una buena relación internacional. Recordemos que fue Felipe II y no Isabel quien intentó agredir primero, aunque de parte de Inglaterra hubiera provocación y ataques piratas.
Si en Inglaterra surgió el antiespañolismo, nosotros, los españoles, debemos reconocer que un sentimiento antiprotestante ha presidido el ambiente académico y político durante todos estos siglos. La diferencia entre los historiadores ingleses y españoles, es que los primeros se han esforzado por terminar con viejas leyendas negras, formando algunos de los hispanistas mejores del mundo como Ellio. Parkert, Bakewell o Lovvett, mientras que los segundos siguen a la defensiva con respecto al protestantismo.
Es verdad que en los países anglosajones la leyenda negra persistió en la cultura popular y puede verse todavía en las películas y folletines norteamericanos, pero no es menos cierto, que si hubiera tenido España esos mismos medios de expresión, habría caído en los años 40 a 70 en los mismos errores. Tan sólo tenemos que abrir cualquier periódico español para descubrir la crítica vertida sobre los Estados Unidos, mucha de ella justificada, pero en todo caso excesiva, por no hablar del profundo desconocimiento y descalificación tenaz de todo lo protestante.
II Parte.
La actuación pontificia ante la situación de los indígenas, huelga decir que esta siempre se acomodó a la iniciativa real, ya que fueron teólogos españoles a instancias de los reyes, los que hicieron las Leyes de Indias, debido sin duda a que el regio patronato español excluía las actuaciones del Papa con respecto a la situación de la Iglesia en América, y no es hasta la independencia de esta, que el Papa vuelve a recuperar el control de la Iglesia del Sudamérica y Centroamérica. Este hecho lo demuestra, que Bartolomé De las Casas nunca se dirigió a Papa alguno para defender a los indios, ya que sabía que la llave para solventar los problemas de los indígenas estaba en la Corte Imperial.
En cuanto a la Evangelización de América, reconocer la loable labor de miles de monjes y sacerdotes que arriesgaron sus vidas para transmitir la fe católica. Suscribir su intento de acercamiento a la cultura e idioma indígena, aunque no podemos decir lo mismo de los “cristianos colonizadores”, que arrasaron a muchas comunidades en su afán de buscar oro. Tampoco podemos negar que los castigos y abusos hacia los indígenas fueron reales, aunque su muerte masiva, en algunos casos, se debió más bien al choque bacteriológico y psicológico.
Contraponer una sociedad americana hispana, mestiza y tolerante, frente a un protestantismo norteño racista y genocida en su forma de colonización, no puede calificarse sino como mera afirmación gratuita. Las culturas pueden ser racistas y por el contrario haber en ellas minorías e individuos con valores distintos. Los españoles, que poco tiempo antes habían expulsado a los judíos de la Península, que terminaron de expulsar a los moriscos en el siglo XVII y que importaron a cientos de miles de negros a las colonias, no pueden tacharse con otro apelativo que racistas. Los protestantes de la época, también, aunque hubiera excepciones entre los cuáqueros, menonitas o puritanos, pertenecían a una cultura racista y esclavista. A pesar de todo, no debemos olvidar que el primer lugar donde se respetaron los derechos de cualquier persona, fuera cual fuera su religión, fue en la colonia de Pennsylvania, donde se respetaba a los católicos y se evangelizaba a los indios. Tampoco debemos desconocer que la discriminación religiosa en nuestro país ha persistido hasta los años 70 del siglo XX, con las excepciones de las dos repúblicas españolas. Si a todo esto añadimos que el primer país democrático de la tierra fue Estados Unidos, a excepción de las experiencias griegas, y que su declaración de derechos del hombre, nació de plumas protestantes, sería difícil negar que los evangélicos, en su más pura expresión, contribuyeron al tratamiento digno del ser humano. Para cerrar este apartado, tan sólo recordar, que los instrumentos que España utilizó en el propio siglo XX, para colonizar África, no se diferenciaban mucho del resto de las potencias occidentales, tan sólo en la cantidad, ya que España no poseía la fuerza para colonizar más territorios.
Llamar al protestantismo “el mundo del error y del antihumanismo”, como citan muchos seudohistoriadores, no necesita respuesta después de lo dicho anteriormente. Añadir además que los protestantes fueron enemigos del orden establecido y vasallos del poder del estado es un despropósito. La iglesia y el estado monárquico estaban unidos, yo diría unidísimos, durante toda su historia. El poder del rey español sobre el Papa y la intervención de este último constantemente en política, olvidando sus deberes pastorales, comportándose como un príncipe más, luchando por sus territorios como un señor de la guerra es por todos conocida. Los intentos de reconciliación entre protestantes y católicos en el siglo XVI fallaron por los políticos, ya que muchos teólogos estaban dispuestos a llegar a acuerdos.
El protestantismo no rompió con lo sagrado ni separó lo cotidiano de lo espiritual dando lugar al secularismo, lo que hizo fue integrarlo por medio del sacerdocio universal, en el que se valoraba igualmente el trabajo de un carpintero, que el de un clérigo, rompiendo esa terrible división de castas medieval: sacerdotal, militar y trabajadora. El axioma máximo del protestantismo se resume en las palabras de Benson; “Para la Iglesia nada es secular sino lo que es pecaminoso”.
Con respecto a la inquisición sólo dos pinceladas. Sabemos que no es una invención hispana, pero el uso que hizo de ella el estado hispano fue tal, que es casi imposible no asociar a ambos. El estado racista de pureza de sangre que la monarquía creó en los Reinos Peninsulares fue terrible, y eso lo dicen historiadores españoles y extranjeros. La continua vigilancia de la sociedad, los injustos crímenes dictados por la inquisición y ejecutados por el estado y el aislamiento cultural, son algo tan evidente, como que España ha necesitado llegar a la democracia para enterrar todos esos fantasmas. La España abierta de Cisneros o Carlos V no tiene nada que ver con la oscuridad de Felipe II y sus descendientes. Los asesinatos a los protestantes españoles en los actos inquisitoriales de Sevilla y Valladolid a mediados del siglo XVI, las guerras religiosas, o las purgas en Polonia, Austria, Bohemia, no pueden compararse al desgraciado asesinato de Miguel Servet.
La “mala fama” de España persiste en muchos foros internacionales. Tal vez sean las secuelas de nuestro pasado imperial, pero es inútil intentar maquillar hasta convertir la Leyenda Negra en una Leyenda Rosa, cursi además de falsa. Asumir los errores nos hace más fuertes y nos permite conocernos mejor a nosotros mismos.

Gudrid: La primera mujer en descubrir América



Publicado el 10 noviembre, 2011 por Mario Escobar en Artículos
La participación de la mujer en la historia de los viajes de exploración está todavía por escribirse. Las mujeres vikingas fueron pioneras a la hora de acompañar a los hombres en sus numerosos viajes. Pero su labor no fue secundaria, mujeres como Gudrid o Freydis, hija natural de Eric el Rojo, aportaron su audacia a la empresa exploradora de América.
En el año 986, Bjarni Herjolfsson se dirigía de Noruega a Islandia con su barco repleto de mercancías, pero al llegar a la isla, se enteró de que su padre había abandonado sus tierras para dirigirse a la recién colonizada Groenlandia. Bjarni retomó un nuevo rumbo y, sin conocimientos previos, se lanzó a la búsqueda de su familia. Al cabo de una singladura divisaron unas tierras extrañas, poco montañosas y primordialmente forestales. Sin tomar tierra siguió navegando con viento suroeste hasta que logró recalar en Groenlandia.
De una manera casual, Bjarni había descubierto un nuevo continente. En la Groendanlinga Saga se ha conservado el testimonio de este vikingo, que no quiso ser el primero en poner el pie sobre América. No tardó mucho en narrar su asombroso viaje y su inesperado descubrimiento a Erik el Rojo. Leif, hijo de Erik el Rojo, compró a Bjarni su nave y con una tripulación de treinta y cinco hombres se dirigió a las nuevas tierras. La primera costa descubierta fue bautizada con el nombre de Markland, “tierra de bosques”. Los hombres de Leif se internaron por un río hasta un lago y permanecieron allí un invierno. Tras el descubrimiento de viñas y uvas, Leif denominó a aquellas tierras Vinlandia, Tierra de Vino.
En el viaje de regreso, Leif encontró a unos hombres perdidos sobre unos arrecifes. El jefe de los náufragos se presentó como Thoir, junto al viajaban quince hombres y una mujer, su esposa Gudrid. Una grave enfermedad diezmó aquel invierno a Thoir y a sus hombres, costándole la vida al propio Erik el Rojo.
Thorvald, hermano de Leif, decidió emprender una nueva expedición con treinta hombres. Thorvald tuvo el primer encuentro con los habitantes de Vinlandia y tras un enfrentamiento murió en las tierras recién descubiertas.
Otro de los hermanos de Leif, Thorstein Eriksjord, había tomado por esposa a la viuda Gudrid. Tras la muerte de su hermano Thorvald, Thorstein decidió ir en busca de su cuerpo. Tomó una nueva tripulación y junto a Gudrid navegó hacia Vinlandia. En el viaje sufrieron todo tipo de contratiempos y, tras varias jornadas en el mar, apenas habían bordeado la zona occidental de Groenlandia. Volvieron a la costa e intentaron comprar provisiones. Fueron recibidos por Thorstein el Negro, que les ofreció su casa y comida. Pero una nueva plaga diezmó a la expedición y fallecieron muchos de los hombres y Grimhild, la esposa de Thorstein el Negro. El marido de Gudrid, Thorstein Eriksjord, también cayó enfermo y murió.
En la Groendanlinga Saga se narra como su segundo marido, Thorstein Eriksjord, profetizó el futuro de es esposa y su viaje a Roma. Este breve relato nos muestra la importancia de Gudrid en la Groendanlinga Saga.
Gudrid regresó a Groenlandia junto a la familia de su esposo sin haber conseguido el propósito de viajar a Vinlandia. Leif la acogió en su casa y la protegió. Aquel mismo verano, el capitán de una nave Noruega recaló en Groenlandia y se quedó prendado de la belleza de las dos veces vida Gudrid. Thorfinn Karselfni, que así se llamaba el pretendiente, se prometió con Gudrid y se casaron al invierno siguiente. Al llegar el buen tiempo, Karselfni se hizo cargo de una nueva expedición a Vinlandia. Con una tripulación de sesenta hombres y cinco mujeres, entre las que estaba Gudrid, salieron rumbo a las “nuevas tierras”.
Tras una larga travesía llegaron a Vinlandia y después del invierno entraron en contacto con los habitantes de las “nuevas tierras”. Al principio mantuvieron una cordial relación comercial con ellos, pero los vikingos, temerosos de los indígenas, construyeron una empalizada. Aquel verano, Gudrid dio a luz a su hijo Snorri, el primer europeo nacido en América.
En la segunda visita de los indígenas surgieron problemas y los vikingos tuvieron que enfrentarse a ellos. En la primavera abandonaron Vinlandia y se dirigieron a Noruega, para escapar de los ataques de los indígenas. Tras una breve estancia en Noruega, Karselfni y su esposa Gudrid se instalaron en Islandia. Allí nos narra la Groendanlinga Saga que tuvieron un gran número de hijos. Tras la muerte de Karselfni, Gudrid y su primogénito se hicieron cargo de las tierras. Snorri se casó y Gudrid realizó un viaje de peregrinación a Roma. Después de se regreso, Gudrid se ordenó monja de clausura y murió en Islandia.
De su hijo Snorri son originarios buena parte de los obispos de la isla como es el caso del obispo Brand o el obispo Thorlak.
El relato de la vida de Gudrid y su primer viaje a América no se recoge tan sólo en la Groendanlinga Saga. En la Eríks Saga Rauda, donde se narra la historia de Erik el Rojo y sus descendientes, se menciona en varias ocasiones a Gudrid, describiéndola como”una mujer hermosa que se distinguía en todo lo que hacía y era”. La Eríks Saga Rauda describe además los primeros años de Gudrid y la boda con su primer marido. Al mismo tiempo se relata la conversión al cristianismo de Gudrid, al referirse a un episodio en el que ésta tuvo que deshacer un conjuro en contra de su voluntad. Al final de la Eríks Saga Rauda el autor aporta una genealogía en la que se incluye él mismo.
La Hauksbók Saga narra la vida de Karselfni y Gudrid y su primer viaje a América. En esta saga se habla de otra mujer principal que viajó con ellos, Freydis, mujer de Thorvard e hija natural de Erik el Rojo. En una segunda expedición Freydis viajó a Vinlandia junto a su esposo y dos capitanes de Karselfni. Acordaron llevar dos barcos con treinta hombres cada uno y varias mujeres, pero Freydis ocultó a sus socios que llevaba cinco hombres ocultos. Una vez en Vinlandia, engañó a su marido y le hizo creer que los dos capitanes habían intentando abusar de ella. Thorvard y sus hombres masacraron a los tripulantes del otro barco, pero no se atrevieron a tocar a las mujeres. Freydis, como no quería testigos de su crimen, mató con sus propias manos a todas ellas. De esta manera, la hija de Erik el Rojo se quedó con la carga de los dos barcos.
La historia de Gudrid y Freydis nos muestra como la mujer tuvo un papel activo en la expedición y descubrimiento de América. Gudrid fue admirada por generaciones de islandeses y groenlandeses que narraban sus hazañas y su viaje de peregrinación a Roma. La perfidia de Freydis, su astucia y arrogancia, nos muestra una mujer muy alejada de los estereotipos de esposa y madre. Dos mujeres que tan sólo son una ejemplo del aporte femíneo al descubrimiento y colonización del mundo.
Mario Escobar Golderos, licenciado en Historia, Diplomado en Estudios Avanzados y escritor.